no me deja el humo ver con claridad, me llaman los años con su ciencia ocasional pretendiendo aplicarme sus métodos como un deber contraído, mis asuntos en una sopa de entretenidas hipótesis con apariencia de sistema, mis recursos experienciales estirando la lógica de mi psique. Conciben las impresiones corpúsculos como semilleros de ideas jugueteando con la gravedad. E intento ver patrón asociando y disociando a través del humo generado. Unifico en el tiempo tal basamento de columna sobre el aparente vacío, tan inhumano. Fabrico instrumentos desde ese supuesto. Qué vértigo!
mi empírico tanteo de lo real encierra su contradicción, reformulo la forma con rigurosa obsesión por un conocimiento que se me escapa, mi humano escribiente replantea sus letras y números siguiendo un tema, juicios acometidos en pequeños alardes de coherencia, una autofagia fundamental. Me afirmo en la idea disociada de la materia, incluso de su origen, afirmo mi representación del mundo, que trato de embellecer. Luego, de cualquier saber me vacío
voy dejando de ser crítico con ese humo velador, encuentro en la niebla momentos de ferviente admiración, ese trato, reveladoras lecturas de las figuras que esconde, sin graves conclusiones, empírico conductismo. Cada objeto me examina descubriéndome experiencias transhumanas que arramblan con los viejos y petrificados presupuestos, científica fé o religiosa: parecía tan sólida. Se agudiza un sentido común trasladado, no antropocéntrico, tan antiguo como mi universo, mi amor. Prevalece la existencia sin fuera y dentro, sin cadenas causales. Y late
acordé contigo un razonamiento constructivo, establecer ideas que nos representaran, nos distinguieran de esta absoluta incoherencia, tan gratuita, este total desconocimiento
son humo los hechos, tratan de negar mi existencia, azuzan mi fé en un superior raciocinio que les de consistencia. Fui explicación, incluso convicción a falta de un origen cierto, humana apariencia y su opuesto en continua permuta
me afirmo en la idea que creo conocer, las cosas van a su aire aún si las reduzco a objeto, me siento poseedor, una realidad cimentada
la juvenil tendencia a la fuerza desatiende la observación, doctrinal se manifiesta como una verdad substancial con ínfulas de inmortalidad, una existencia razonada con poderosas demostraciones. Rechazas con espiritual materialismo lo improbable, extraño radar para lo inverosímil. Huyes la etiqueta moldeando tu discurso, cualquier dogmatismo con forma de cazamariposas, una constante de incertidumbre atravesando tu esfera
me resumes en un juicio operacional, una mera sensación sin aduana de consecuencias, riguroso sistema nervioso, tu tiempo, inquieto proyector de insospechados efectos, giroscópico entre placer y sufrimiento, estirándose , contrayéndose como la propia mente, cada contradicción un juego dialéctico asumiendo que piensas, le das habla como extensión de tí mismo, experimentas límites, le das movimiento como algo distinto de tí
quedas perplejo en tu diálogo entre escepticismo y apasionada creencia, te arrojas cachos de saber como agua fresca a tu rostro que acalle el debate resolviendo nada, te justificas por confirmar tu siguiente paso en el justo linde entre razón y experiencia. De repente, algo que no habías visto
el error fundamenta tu elección, recreas la imagen sustanciosa con material empeño, un universo a medida que vas reconvirtiendo paso a paso, una ciencia inatacable. Causas error a imagen y semejanza de tí mismo, estás en la creencia más abstracta revalorizando su origen, una causa ulterior
con culinaria consistencia te justificas considerando sistemas donde verter tus proposiciones con reseñable exclusividad, relacionando ideas en circuitos cerrados, silenciando los sentidos. Has desvinculado la impresión primera, el doloroso parto a la vida. E idealizas por construir tu lógica mientras caen gotas de sudor sobre tus aritméticas cifras, tus cálculos más precisos, bombea tu corazón el espacio y sus geométricos fragmentos, los resultados de un perfecto raciocinio, la más pura de tus ficciones
me motivas con tu continua combinación de costumbres y rupturas, esa coexistencia de lo concreto y lo abstracto, ideas que surgen de ese todo
se ha dado cuenta el humo de su propia existencia en el hombre de propensión instintiva, le piensa materia con el alma del mundo, más real que la pura percepción, un acto de amor que no sabe de bien y mal, indemostrable, injustificable por vía racional. Te sabe sin análisis con una suficiencia desbordante, subraya un más allá de la razón. Y yo agrupo experiencias derivadas de un intercambio movedizo, un endiablado espíritu inmanente que rehuye tu observación y cuya causa desconozco. Añado hipótesis percepción tras percepción, todo un universo
de la ilusión abstraigo generalidades como mejorados bastones, y sigo tomando la vida
proceso mi agnosticismo como extendida balanza de contrapesos, si no hay un Yo nada pasa. Pongo a salvo periódicamente mis matemáticas como medida de saber, doy nuevo volumen a mis cuentas en el experimental raciocinio tras los hechos percibidos. Embellezco en lo posible la ilusión colectiva
admite el querer la cosa externa por razón del autoconocimiento, de inferirir existencia a partir de los sentidos. Con qué se relacionan mis sueños? No descansa la mente en su continua fabricación, la continua vibración de mi sistema nervioso, la erupción de sus emociones. Y se pregunta a sí misma
evidencio mente que experimenta cuestiones, calla en la escucha, tiene ante sí el nunca repleto de percepciones y ahí se realiza, refiere sus correlaciones con bendita fé fabricando sus objetos, hipoteca incluso la existencia privándose del todo, del nunca, con pétreos basamentos. Recurro a pequeñas varas de veracidad que den orden a mis sentidos, un pequeño círculo de certeza en lo imprevisible. Pone la mente su existencia en duda, el mundo apenas la encuentra pide pruebas, me cita ante los tratados de la naturaleza humana, partes, secciones, un escéptico respeto me objetiva como agnóstico diagnóstico negando mis sensaciones, el espíritu de mis cosas en mi panteísta voluntad. Me refiere a un mundo exterior que desconozco
apunto al adversativo Aunque con material empeño, la negación que cree deshacer situaciones, la duda plausible o no fuera de mí, la posibilidad útil que produce lo concreto. La proposición causal me concede la materia como cuerpo confeso, un ello cercano en el que reconocerme, la incapacidad de comprender espíritu alguno, la mente productora
deviene el escepticismo una forma de gnosis tras la agónica crítica, concluye capítulos enteros de Historia en un ahora incomprensible, evidencia mi propensión al instinto ancestral, sentido puro de existencia del que pende un mundo. Percibe mi percepción y nos miramos, somos, nos dotamos de una sensibilidad extraordinaria, un animal guiado por su fé en los objetos, cada uno un pensamiento y sus designios, la acción, el movimiento. Este universo me opina rebatiéndome sin cesar, me filosofa en constante enseñanza, da muestras de su inaccesible mente con las pobres imágenes que fabrico, canaliza esa frustración originaria en su expansión. Él me transporta siendo en una relación directa, me pone la mesa con todas las viandas, infinitas imágenes de un pozo sin fondo. Cuento a su dictado las evidencias que razono, su reflexión en cada duda que le refiero, mis cositas de la percepción y su ignota causa, los argumentos que quiero probar suscitando una posibilidades exterior, las diferencias que establezco, las semejanzas desde una energía individible, la sugestión de un amor impalpable capaz de desintegrarte. Allí está el hombre, calavera en mano, preguntándose por el ser desde los inicios del tiempo
el pero no se detiene, carece su percepción de vigilia, de sueño, usa palabras como indicadores de un libro gigantesco, distingue entre ideas, órdenes celestes y terrenas llenando el ahora, hasta que no percibo un yo. Algún espíritu crea modos de existencia, mente absoluta que te desconoce. Tu yo subsiste en uno de esos modos, mortal en la mente, la posibilidad de ver y tocar, sentir desde cada pensamiento concebido, una sensibilidad patológica
mi yo es una invisible propiedad de millones de años de evolución, una formación imaginaria donde creo guardar mis pasiones. Llega a hacerse calcárea las más de las veces, por repetición básicamente, le afectan las formas. Voluntad y pasión se acercan como quien no quiere la cosa, el delirio racional frente al irracional obedeciendo a ciclos desconocidos, la libertad en una aparente espontaneidad. Me ausento a veces de la coacción mundana en ese breve gesto, un acto de encuentro con la mismidad sin más motivo que inmanencia, aire. El siempre me halla en el ahora, un nunca riguroso que la razón no acepta, esclava del tiempo. La intensidad de esa lucha determina caos y orden, su oscilante armonía
me distinguen las ideas con sus imaginativas conexiones, alteran mi voluntad sujetando mis modos, me siguen con sus pertinaces ojos a plena luz del día, me eligen qué ver, determinan los objetos de mi entorno en variadas concreciones, vuelcan mi vista y mi oído sobre sentidos sucesos, sellan mi voluntad con creativas estampitas, me hace Otredad. Ellas, vivarachas, clarifican la imaginación en secuencias estables, un aspecto coherente, me justifican, y hasta me aplauden como un alarde de sabiduría, me recuerdan la verdadera autoría con benévola desautorización. Los métodos suscitan pertenencias, nombres, leyes que aprender desde cada experiencia individual. Nos enseñamos en el curso ordinario de los días, la razón nos explica su propia agrupación en reglas entendibles
respeto cada asociación causal, no revuelvo en sus papeles mnemotécnicos, posibilito esa cadena sucesoria de causas y efectos mientras estoy en el tiempo, los escenarios narrados de pasiones e impresiones que cada relato mitifica, Yoes cumpliendo su función, sentidos y contradirecciones llamándose memoria, fabricando identidades con biográfica ciencia, extendiendo ideas como sábanas al viento que se llenarán de circunstancias, de acciones a olvidar. Me preguntan los pensamientos por evidencias que también olvidaré, por los fenómenos que fechar
y resumo existencias en infinita soledad, espíritus del sueño libres de coherencias, un mundo incorpóreo
busca la memoria semejanzas, está el ahora percibiendo distinciones, el escenario del yo y su función asimilados, sigue lugares que el tiempo ordena, cronifica similaritudes, oculta lugares con numérica precisión, y hasta confunde intencionada particularidades de esas percepciones. Confundo particularidades por descubrir ideas, las personas que la memoria endereza en tiempos diferentes, en escenarios que un Yo observador recrea
es mi fenomenismo una hercúlea representación sin término, evolucionado desde un matemático empirismo que voy perfeccionando, una ortografía esencial que pone remedio a cada estancamiento
existo naturaleza como verbo claro sin expresión
los brillos resultan de una metódica aplicación del dolor, acientífica experiencia que mueve lo visible transformándolo, una labor significativa a la que quizás demos título, los temas de futuros raciocinios de lo moderado a lo experimental. Investigo mi propio entendimiento en insaciable búsqueda fijando los límites aceptables para el grupo, su capacidad de conocimiento. Instrumento análisis tras los Ahoras
conlleva la pureza de ser una generosidad ilimitada, da las ideas sin sujeto reconocible, y haré sus copias separando y ordenando con vertiginosa imaginación. El Luego recompone a su gusto vinculando principios y finales, asociando impensables relaciones: semejanza, continuidad, causalidad. Tiendo a recrear impresiones ya acaecidas, suelo asociarme a lugares amados, a inferir de allí patrones de causa-efecto con lúdico fundamento
he cuantificado tipologías como forma de saber, he distinguido con matemática lógica ciertos pensamientos sin más referencia que el vacío, he generado máximas que enjuicio necesarias para derruir contradicciones, síntesis a partir de hechos. Todo lo guardo en una pequeña neurona que creo escondida
según el Yo afirma con sutil gracia, surge su contrario en un hecho, una experiencia que aboga en su contra, el juego de cuestión y respuesta: ¿quién soy?, soy?, sin importar un ápice el orden de los factores. Toda evidencia se nubla en ese torbellino, esa cruda confusión entre lo que percibo y lo que siento. Cuál la impresión que me origina? Hablamos con infinitas entidades usando físicas referencias, una cosmológica constante acompañándonos la vida, una permanencia infranqueable. Y buscamos emisores ahí fuera, nuevas identidades que absorber, que defender, sentirse vivo. Ponemos mojón nuevo en algún camino, un signo de existencia. Sucede el tiempo dolor, tristeza, placer, alegría, temor en una línea inacabable de la que un yo se apropia, y deriva
conocimiento de hecho es previo al tiempo, lo contiene, lo sobrepasa, su verdad es transracional, metapsicologica, carece de expresión. En cuanto señalas, desaparece. Tus dedos solo pueden ficcionar el dibujo más sublime
te tengo en cuenta, querido, te ideo analizando tu ahora con la identidad elegida, la persona del verbo que me convenga. Me averigua esa realidad tus capacidades que defender, tu existencia afirmándose como momentáneo yo y su diálogo filosófico, tu necesidad de pruebas desde la intuición descubridora, tus invariables variaciones con absurda certeza duda tras duda
me aplico criterio con estricto sentido, hechos que me impresionen hasta el límite aceptado, actualizo su pasado ahora, predigo hacia el vacío. Habla la vida con productiva certeza, si llueve floreceré, me da la posibilidad de nexos en un supuesto tiempo, e imagino
incesante concibe el alma substancias que nuestra percepción pueda soportar, concibe yoes que acompañen esos soportes, identidades que permanezcan entre nosotros por justificar el tiempo
el pasado me observa en su constante selección de fenómenos, su ordenada sucesión, su relativa necesidad de cosas y experiencias por anticiparme a la vida, vieja costumbre
mi crítica la lleva el viento a confrontar temperaturas, a negarse a sí misma insustancialmente, fenomenal espíritu de la negación como reafirmación
es tan movediza la base de mis inferencias, se tambalean las causas establecidas, se va la corriente en la casa, un fallo eléctrico incomprobable. He de suponer una unión constante sin sujeto que produzca objeto, el hábito de motivarme desde una conexión asumida sin conocer la causa. Me acostumbré a este a posteriori que ensambla impresiones, a transformarlas en algo que semeja pensamientos, una relación de sucesos que elevaré a N con valor ontológico. Hoy me he inclinado hacia un lado con recurrente obediencia, instinto de especie por dejar un rato el intelecto en casa
carezco a veces de sustancia, el Yo
deja de captar realidad seco de impresiones, se han ido las ideas de vacaciones (probable aleteo en algún punto ignoto del cosmos), y constante vibratoria se hace cargo del Entonces. Mis conjuntos imaginativos respiran para nuevos fundamentos con aparente cohesión tras la dicha perceptiva. Hoy es principio, y todo parece sólido, estable, aún si al fondo aparecen algunos hilillos de humo