viernes, 27 de junio de 2025

Litorales 3


puertos, despedidas hasta un pronto que quizás se estire con el mar 

y se estira

y se amplifica

se llega en calima una catedral

y una extraña pareja, esa extraña pareja

dudo aquí llegara don Quijote: el molino sigue en pie 

pero sí Sant Magí en un puntito de frescor 

una franja, un lenguaje, tan sencillo

A fallo de conexión paso al Cuaderno de Bitácora:
26/06/2025
Cruzando el estrecho de Messina se me ocurre escribir por esta ausencia de comunicación con mis congéneres, poder decir. A falta de libreta y de señal para usar la app donde volcar imágenes y palabras, uso estas Notas como diario. A babor Italia peninsular, a estribor Catania, creo, recuerdos de cuando crucé el estrecho con mi Kawasaki en ferry y pasé una semana con Beatriz en la ciudad. Divina comedia: ella me subiría al Etna sacándome de bajo el volcán donde empezaba a ver caballos blancos recorriendo las calles. Por aquel entonces Bea vivía de subir turistas al volcán. Pasada la semana, marché a recorrer Sicilia con total libertad, sin programación alguna. Ahora, café en mano, me deslizo por el mar entre las dos tierras dirección Creta: me encantaría ver el palacio de Knossos, convertirme en oro.
 Vivo en la montaña mágica con la que mantengo productivos diálogos que de vez en cuando intento transcribir: palabras, música, dibujos; me encantaría la cerámica, la escultura para dar expresión a tan maravillosos momentos pero exigen medios, recursos. Ahora, en el barco, es el mar mágico. Con él imperan los silencios: la brisa, la azul ondulación, el suave vaivén, la luz plana y un horizonte que sólo la línea de mar divide al fondo. Devienes su propio fluido, sientes hasta quedar dormido. Pero a veces, en el azul intenso, las aguas te preguntan cosas, o rememoran, necesitas hablarlas.

Se vacían los puentes al anochecer. Una esfera perfecta le pone punto y seguido.
Todos dejamos estela, más espumosa, menos, más ancha, una delgada linea recta... Se desvanece en el tiempo. Y aún así algo queda de ella en el fondo marino. Y en el aire.

27/06/2025
Creta se presenta como un fantasma de bruma matinal con ecos de Minos desde su propio laberinto. Como el lejano pariente que dejó la huella de su mano tintada en la pared de una caverna, dejo aquí mi huella digital no se pierda como "lagrimas en la lluvia" después de haber "visto arder naves más allá de las puertas de Tanhäuser", esa conciencia del tiempo, de la posteridad, de la especie, del significante y su significado como información. 
 Me levanto con los trabajadores que limpian los puentes: indonesios, filipinos, hindúes. Hacen chanzas, sonríen, saludan, su buen carácter ante el trabajo duro me anima.
Y la isla va cogiendo luces, sombras, contornos, perfiles; saca brazos, pechos, se estira y solaza con el Sol, se me descubre como al primer navegante que la avistara mucho antes de foecios o fenicios 
Por un momento me vino el 'nostromo' conradiano y su insondable soledad en mitad del océano. Quizás también la nave de Alien perdida en el espacio con Ripley y nuestro 'pasajero" contra el que 'madre' poco puede hacer (excepto autodestruirse).
 Aquí, de momento, hay cambio horario.
Tengamos pues un refrescante seminario de mitología clásica que una bella azafata asiática nos da en el teatro del barco mientras practica su alemán y su italiano con los oyentes. Sencillamente narra las fábulas, no entra ni en arquetipos ni en los posibles hechos históricos que los mitos esconden (la llegada de aqueos, jonios y dorios a estas tierras asimilando a los pelasgos). Lo más fuerte es que trajeron con ellos la sociedad patriarcal---los semitas ya habrían apartado a las sacerdotisas sagradas, hetayras, del templo mesopotámico---ni más ni menos que el Dyus Pithar hindú, ahora el Zeus griego, sobre la sociedad matriarcal cretense (Hera). Lesbos fue el último punto de resistencia, las mujeres mataron o exiliaron a todos los hombres.
Descubrir un lugar que no había oído en mi vida, bañarme desnudo de prestado en sus aguas, recorrer sus mercadillos, un 'gelato' para el calor, un café entre cretenses. Sí, La Chania ha sido una sorpresa 
Y siempre el contrapunto, como en cualquier partitura de la vida. Por fortuna, he salido ileso, como tantas otras veces