sí, tu influencia es un fluido eterno que va incorporando ideas con llave mística encerradas, los sistemas a desarrollar desde la más radical crítica, conocimiento que semeja innato aflorando desde base sólida, escéptica experiencia con tabla de medición. Se extreman las ideas en el mental acordeón hasta reconocerse, un percutor de cambio
en el ámbito de la inmediatez la mente urbanita idea duraderos cobertizos con su pequeña balanzarde pesos y contrapesos, luminosas ilustraciones que miden su progreso, teorías que te separan de un poder infragmentable, tratanrde encerrar su espíritu en cápsulas y leyes que nadie dio. Me adapto a sus nociones más equilibradas, su desarrollo mejor organizado, un sistema
está enlazado el pensamiento al origen con todo su margen de albedrío, un principio de tolerancia natural cuando nadie se inmiscuye, una libertad empírica por conocerte a tí mismo sin necesidad epistemológica. Y experimentas hasta el dolor
vas agregando filósofos que no están en los libros, lees sus rostros, les discutes inspirándote, les tomas ideas prestadas con la mejor intención, sin contrato que valga. Y les desarrollas opuestos críticos en tu escalera de caracol incorporando rimbombantes pegotes en un magnífico collage, magnífica declaración de ilusoria independencia
todo me influencia a cada encuentro, en todo me reconozco como forma de entendimiento
filosofo la notabilidad de ciertas inspiraciones del pensamiento inmanente tras el programa evolutivo, un ahora mas allá de la experiencia. El tiempo las transfigura crítico dotándolas de aspectos: devendrán arte o fórmula destilados de trascendencia
fabrica postulados el pensamiento en refracciones de luz, se hacen complejas sus sombras para el fermento de nuevos postulados, la visión de otras cualidades tomando sustancia en distintas gradaciones, un enfoque inesperado
a veces me recibes con académica compostura, un pensamiento sentido que genera mi elogios, un enfoque sublimado que eleva mi experiencia sensorial hacia lo inmanente. Al tratar de objetivarlo sucumbe al debate, toda una escuela de pensamiento
me principias ideas que refutar despojándolas de metafísica, razones que entre sí argumentan de mente en mente sosteniendo sus papeles en la mano, signos de una larga evolución de las bacterias en sus meteoritos. Esa experiencia es fuente inagotable a la que vuelves idea tras idea entre percepción y reflexión. Danzan las mentes en giro perpetuo, la sencillez de un círculo, la complejidad de su cuadratura. Me impresionas en tu magnífico recibidor tal pasiva deidad acogiendo mis combinaciones
algunas ideas me contratan con social afabilidad, recurren a la existencia en un intercambio organizado, un estado de naturaleza interferida, una forma de ilusa autoridad. Asegura el conflicto permanente en nombre de la vida, una propiedad que no tiene. Más que consentimiento, infinita paciencia, naturaleza sostenida por sus más ínfimos actores, una razón incomprensible tras la que los hombres se privan de vida. Esta entiende su medio sin medicación. El afable contrato cree protegerte cual seguro de vida en civilizada ley, te escribe sus definiciones con creativo juicio, te da los mandatos acordados con los contrapesos necesarios que eviten las bruscas oscilaciones de su alcance, los abusos de su peso. Me divides con
federativo celo cuidando mis relaciones, liberando los postulados viejos, sentando las bases de nuevas búsquedas, resguardándome del poder excesivo. Contrastas enfoques que disimulen lo absoluto con noble razonamiento, resistes el mandato desequilibrado en históricos ciclos, les das la causa plausible sin invadir a nadie
me conocen mis limitaciones, sostienen mi cuerpo a cada cuestión planteada y lo trascienden con profunda fé, una tolerancia sin contexto alguno que azuce el conflicto, una íntima confesión silente en lo más profundo de mi naturaleza, primaria cualidad que a la firma del contrato olvidamos. Me distingues entre los objetos de tu mente como bonito predicado que acabarás retorciendo, una longitud de forma que quebrará, un sabroso color que desteñirás como glotón sujeto, humana percepción. Mi
sustancia introduce ideas como substrato de saber, un soportes colectivo de lo que llamas real, la materia como un mecano que manipulas, tu cuerpo en perpetua operación. Suben los grados de tu saber hasta su tóxica ebriedad, se adormece la intuición, discuten las ideas sus formas. La inmanencia son hojas de otoño desecándose para una nueva estación, y no hay auxilio. Mi sensibilidad me remite a existencias ilimitadas, una creencia en perpetua depuració. El pensamiento boga por las estrellas consentido entre las matriarcales nebulosas, extraños significados le impactan configurando universo: eterno fluido